Tras las oleadas de tornados que se están produciendo en las últimas semanas en los USA, está surgiendo un interesante debate a propósito de dónde están los límites en la caza de tormentas y cuándo es suficientemente cerca a la hora de perseguir un tornado.

A este respecto, a primeros de mayo de 2016 se publicó un interesante artículo en el importante periódico digital norteamericano The Washington Post en el que se aborda esta cuestión de forma muy amplia.

El debate surge tras la publicación de vídeos y fotografías en las que se observa que los cazatormentas se acercan a distancias realmente cortas de los tornados. Hasta tal punto que quizás se corren riesgos demasiado elevados.

Y las preguntas que nacen de este fenómeno es ¿cuándo una distancia a un tornado es demasiado cercana? ¿están los vídeos extremos de caza de tornados, creados y vendidos por los cazatormentas a los medios de comunicación con fines de lucro, provocando un efecto llamada para imitarles o superarles, poniendo sus vidas en peligro?

En el artículo del The Washington Post hay un dato realmente interesante: que antes de 2013, en décadas en que los cazatormentas han estado desarrollando su actividad, no se han producido muertes directas de ninguno de ellos a causa de un tornado.

Y se dice antes de 2013, porque todos recordamos aquel trágico fin del mes de mayo de aquel año en que el célebre cazatormentas Tim Samaras, su hijo Paul Samaras, y el científico Carl Young murieron al verse atrapado por el tornado más salvaje que se haya registrado jamás en los USA, en El Reno, Oklahoma.

Dentro de este mundillo, el meteorólogo, investigador y científico Dr. Chuck Doswell es muy conocido por ser el padre de toda la teoría existente sobre supercélulas, el tipo de tormenta que engendra los tornados más violentos. Doswell, junto con otro meteorólogo y profesor de Meteorología, Víctor Gensini, y otro conocido cazatormentas, Darin Brunin, fueron preguntados a propósito de estas cuestiones éticas sobre la caza de tornados.

Resultó muy interesante comprobar cómo cambia la perspectiva entre los expertos en Meteorología y los Cazatormentas. Así, mientras los primeros prefieren mantener una distancia de seguridad suficiente, los segundos sienten una atracción por el tornado que les lleva sentir la necesidad de acercarse más.

Perspectiva del cazatormentas español.

Para un cazatormentas «tipo» español, las Grandes Llanuras Americanas, el Callejón de los Tornados o Tornado Alley, es el paraíso de los tornados. Es por esto que podemos comprender perfectamente ese efecto imán que puede producir una tormenta de estas características en un cazatormentas.

El hecho de que, en esta actividad, se mezclen a partes iguales la adrenalina de la aventura, la extraña sensación que se libera en nosotros cuando vemos manifestándose el extremo poder que puede manifestar la atmósfera, el arte plasmado en nuestras creaciones de vídeo y fotografía, el sentimiento de libertad que produce, o poder ver en vivo los mecanismos físicos que se están produciendo dentro de la supercélula, nos lleva a entender perfectamente ambos puntos de vista.

Quizás este fenómeno requiriera de un estudio sociológico exhaustivo, que podría llegar a producir interesantes resultados.

De lo que no cabe duda es que un cazatormentas con experiencia sabe hasta dónde puede llegar y siempre arriesgará menos que un novato que quizás solo busque una imagen impactante de la que poder fardar.

En España, en donde tormentas tan intensas y organizadas son muy raras, y los tornados son mucho más difíciles de cazar por su notablemente inferior probabilidad de formación, este fenómeno de riesgo es prácticamente inexistente. Sí nos exponemos, quizás demasiado en algunas ocasiones, a ser alcanzados por un rayo, cuando fotografiamos tormentas intensas de gran aparato eléctrico. O a destrozar nuestros vehículos al sumergirnos en una tormenta con granizo grande.

Tampoco existe ese fenómeno de venta de material con ánimo de lucro, ya que YouTube es una buena fuente de vídeos gratuitos para los medios televisivos. No obstante, todo puede cambiar. Especialmente porque las climatologías de tornados en nuestro país son limitadas en el sentido de que un tornado, si no es visto por alguien, es como si no hubiese ocurrido.

Al fin y al cabo, tampoco los tornados se pueden detectar mediante la red de radares de AEMET ya que estos, en modo Doppler, solo son capaces de descubrir rotaciones en las tormentas; es decir, la posible formación de mesociclones. Pero estos, por sí solos, no son sinónimo de tornado. De hecho, la teoría dice que el porcentaje de tormentas mesociclónicas que producen tornado es muy muy bajo.

Y otro factor a tener en cuenta con nuestra red de radares es que estos, aunque tienen un radio de acción de 240 km. en modo normal, en modo Doppler solo alcanzan 120 km. Por lo tanto, pueden ocurrir fenómenos de rotación asociados a tormentas que escapen de su visión.

En definitiva, este debate puede ser infinitamente amplio ¿Tú qué opinas?