Imagen visible de alta resolución del huracán Alex. Satélite TERRA (sensor MODIS), 14 de enero de 2016.

Imagen visible de alta resolución del huracán Alex. Satélite TERRA (sensor MODIS), 14 de enero de 2016.

Finalmente, en esta carrera imparable de récords meteorológicos y anomalías atmosféricas que se inició hace meses, hemos asistido a un nuevo hito en la historia de la Meteorología en el Atlántico Norte, con la formación del huracán Alex al sur de las Azores en el día de ayer. ¿Se trata de un fenómeno sin precedentes?

Durante el día de ayer, la evolución de la tempestad subtropical Alex mantuvo en vilo tanto a profesionales de la Meteorología como a los aficionados y medios informativos de todo el planeta, y así lo reflejamos en esta entrada. ¿La razón? La singular naturaleza que poseía el ciclón a primeras horas, que sin poseer todas las características propias de un ciclón tropical con intensidad de huracán, sus vientos sí estaban alcanzando la suficiente fuerza como para ser considerado como tal.

De hecho, nos preguntábamos qué denominación tomaría el ciclón subtropical, en caso de que sus vientos sostenidos alcanzaran la intensidad de un huracán de categoría 1.

Y el Meteorólogo e Investigador, y experto en ciclones tropicales de la Universidad de Colorado, USA, Philip Klotzbach, nos indicó que se hubiera seguido denominando tempestad subtropical Alex.

El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Florida indicaba, justo antes de clasificarlo como huracán, que carecía de las características suficientes (flujo de salida bien definido en niveles altos, así como suficiente profundidad de su núcleo cálido).

Sin embargo, poco después de estar discutiendo en Twitter  con estos y otros expertos si finalmente tenía todo lo necesario para ser clasificado como huracán, el CNH así lo consideraba, con lo que oficialmente teníamos al huracán Alex en el escenario meteorológico del Atlántico Norte.

Su nacimiento marcaba un hito en la historia de la Meteorología Tropical en el Atlántico Norte, ya que el huracán se había formado sobre aguas a tan solo 20ºC, con lo que la maquinaria de análisis de lo que estaba sucediendo, se ponían a trabajar a pleno rendimiento.

Resumen gráfico de la temporada de huracanes de 1938 en el Atlántico Norte. Destaca el huracán de enero.

Resumen gráfico de la temporada de huracanes de 1938 en el Atlántico Norte. Destaca el huracán de enero.

Además, desde que se tienen registros, que en el caso de huracanes es desde 1850, con las evidentes limitaciones para el periodo anterior a la era de los satélites meteorológicos, solo existe un precedente conocido: el huracán sin nombre de enero de 1938.

En la figura superior se puede comprobar cuál fue su trayectoria y que, al igual que Alex, su vida como huracán fue muy efímera.

Existen otros pocos precedentes de ciclones tropicales o subtropicales de una intensidad inferior a la de estos dos, por lo que no se trata de un hecho excepcional. Sin embargo, sí que tiene una importancia especial, porque ayuda a descubrir que en la ecuación de formación de un ciclón tropical hay ingredientes que pueden tener el suficiente peso, en carencia de otros, para que estos se formen.

Imagen visible del huracán Alex, recién adquirida esta clasificación, 14 de enero de 2016, 13 UTC.

Imagen visible del huracán Alex, recién adquirida esta clasificación, 14 de enero de 2016, 13 UTC.

Por ejemplo, que ese valor umbral tradicional de temperatura mínima necesaria de las aguas, establecido en 26ºC para la formación de un ciclón tropical, y de al menos 23ºC para un ciclón subtropical, no es estrictamente necesario. El huracán Alex, como acabamos de indicar, se formó sobre aguas a tan solo 20ºC ¿Qué es más importante entonces que la temperatura de las aguas?

Sin duda, dos elementos: la humedad ambiental, que debe de ser muy abundante, y la inestabilidad en el perfil atmosférico, que también debe de ser muy marcada. Ayer, en la zona donde se formó Alex, se daban los dos ingredientes.

De hecho, el experto en ciclones tropicales de la Universidad de Colorado, USA, así lo manifestaba en Twitter. Mucha de la culpa de que existiera esta inestabilidad atmosférica residía en que en la Troposfera superior había temperaturas muy bajas en torno a -60ºC, lo que es poco habitual en la zona de formación de estos ciclones.

Nuestro amigo Ángel Rivera, Meteorólogo jubilado de la Agencia Estatal de Meteorología, también se hacía eco en su blog de esta circunstancia y, al igual que él, nos lleva a pensar en que con estos ingredientes en su justa proporción, y ayudados por anomalías con posibles orígenes en el Calentamiento Global u otros, que un ciclón tropical llegue a afectar a nuestro país en el futuro, no sería un suceso tan increíble como nos pudiera parecer.

Imagen infrarroja e infrarroja más falso color RGB (temperatura de los topes nubosos) de Alex cruzando sobre las Azores, hoy.

Imagen infrarroja e infrarroja más falso color RGB (temperatura de los topes nubosos) de Alex cruzando sobre las Azores, hoy.

Alex, ya bastante debilitado, está cruzando hoy sobre las Islas Azores, provocando un gran temporal en el archipiélago portugués, impropio para estas alturas del año.

Ya veremos, en meses o años venideros, si estos fenómenos anómalos se van haciendo más habituales, o no. Hay que tener en cuenta que, desde 2005, existen numerosos precedentes de ciclones tropicales anómalos, por formarse en zonas fuera de aguas tropicales… Vince, Delta, Grace… Es cuestión de tiempo que se forme otro.