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La aceleración de la desaparición del permafrost puede acarrear consecuencias muy graves para el equilibrio climático del Planeta, al que ya se le acumulan los factores de riesgo a causa del aumento global de la temperatura.

Mientras que estudios científicos como este nos indican que la velocidad de derretimiento del permafrost ha aumentado de manera evidente en los últimos años, la NASA nos advierte de que  entre 1,4 y 1,85 billones de toneladas métricas de carbono orgánico podrían liberarse en el Ártico conforme desaparezca, lo que supondría la emisión de cantidades ingentes de metano a la atmósfera, un gas con  un potencial de calentamiento global equivalente a 21 veces el del CO2.

¿Qué es el permafrost?

El permafrost es el nombre que recibe el suelo permanentemente congelado, el cual se encuentras en zonas montañosas (un ejemplo, el reciente estudio sobre la desaparición del permafrost de Sierra Nevada) y en latitudes elevadas: regiones polares del Ártico, la Antártida y circumpolares.

Se estima que un 20 % de la superficie de la Tierra es permafrost (congelado).

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Este mapa elaborado por el National Snow and Ice Data Center, nos muestra la extensión del permafrost del Ártico en estos momentos. Se trata de una región del Planeta donde se prevé que de seguir el actual ritmo de calentamiento de su superficie terrestre, podría desaparecer gran parte de las zonas heladas aún presentes.

¿Qué peligro esconde el permafrost?

Bajo esta superficie helada, estos suelos atrapan grandes cantidades de carbono que quedó encerrado durante la primera etapa de la última glaciación.

Se liberaría 5 veces la cantidad de carbono emitida desde 1850

Los científicos estiman que un equivalente a 5 veces la cantidad de carbono emitida por la actividad humana desde 1850,  puede estar almacenado en los suelos congelados del Ártico, un volumen de gas que podría alterar de manera muy grave el equilibrio térmico de la atmósfera.

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Como hemos comentado, el carbono congelado se libera en forma de metano y su potencial de calentamiento es 21 veces superior al del dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero que actualmente ayuda de manera más evidente al calentamiento global de la atmósfera.

Se está midiendo un aumento del CH4

De hecho, investigadores del Norwegian Institute for Air Research (NILU) constatado que los niveles de gas metano en el Ártico están incrementándose rápidamente, por encima incluso de lo esperado, según han detectado en estaciones de medida en Svalbard y al sur de Noruega.

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La fotografía superior, realizada por el U.S. Geological Survey’s Alaska Science Center, muestra permafrost colapsado en la costa de Alaska.

Cuando el permafrost aumenta su temperatura, el suelo se descongela y se incrementa la actividad microbiana. Pero lo más importante es que abre nuevas vías para que los almacenes más antiguos de metano «geológico«,  atrapados a largo por glaciares y capas de suelo siglos atrás,  presenten fugas y se liberen a la atmósfera.

Otro ejemplo. Katey Walter Anthony, hidróloga de la Universidad de Alaska-Fairbanks, ha cartografiado más de 150.000 filtraciones de metano cerca de los límites de la descongelación del permafrost y retroceso de los glaciares. Las filtraciones aparecen como agujeros en los lagos y ríos congelados que, desde una inspección muy cerca, se observa  que están saliendo metano.

Estas filtraciones de metano no son necesariamente causadas por el calentamiento global y no hay manera de saber hoy su número si se compara con el que existía durante los períodos anteriores. Sin embargo, la simple existencia de este tipo de filtraciones de metano ilustra cómo podría escapar en teoría, cuando los suelos y las aguas subyacentes emergen de debajo de la cubierta de hielo.