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Las condiciones meteorológicas extremas pueden suponer un riesgo no sólo para la población en general, sino también para muchas personas que ejercen sus tareas profesionales al aire libre, bajo la influencia directa de los diferentes agentes atmosféricos.

En el campo de la prevención de riesgos laborales, se tienen en cuenta estos factores como posibles responsables de problemas de seguridad y salud de los trabajadores.  

De hecho, en la época estival muchos trabajos que se realizan en el exterior ven acortado su horario laboral para minimizar los riesgos para la salud.

Revisemos a continuación, algunos de esos agentes principales.

La exposición al sol

Las altas temperaturas y la radiación solar elevada, pueden causar problemas de salud importante en los trabajadores.

Los oficios que se realizan al aire libre como los relacionados con el sector de la construcción, la ganadería, la agricultura o la pesca… por poner varios ejemplos, son focos claros de problemas asociados a la exposición del sol.

El ‘golpe de calor’

El llamado comúnmente ‘golpe de calor’ es el suceso más frecuente que aparece por una exposición continuada al sol o a las altas temperaturas, el cual puede desembocar en el desmayo e incluso en la muerte.

Entre los síntomas asociados a este suceso y en general a la exposición solar destacan:

  • Contracciones en los músculos
  • Aumento del ritmo cardíaco y respiratorio
  • Incremento de la temperatura corporal
  • Alteraciones del nivel de consciencia

Previo al golpe de calor, la persona afectada puede sufrir mareos, problemas para respirar, palpitaciones, sed extrema…

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Medidas preventivas contra el calor y el sol

A largo plazo, las exposiciones al sol provocan problemas en la piel: la sequedad y la aparición de manchas y arrugas en exceso, pueden dar paso a trastornos más graves debido a que este órgano tiene una gran memoria de la radiación solar recibida.

Sin duda alguna, utilizar una ropa de trabajo adecuada, utilizar crema protectora, trabajar en períodos de menos radiación solar o realizar turnos de trabajo, ingerir líquidos periódicamente, tener una buena alimentación o trabajar en la medida de lo posible en grupos, acompañados, pueden ser algunas medidas para paliar estos efectos nocivos en la salud de los trabajadores.

Además de todo ello, la fatiga y el trastorno generado por el calor puede provocar que el trabajador sufra otros problemas de seguridad debido a que disminuye el factor de atención en las tareas.

La exposición al frío

Las condiciones térmicas bajas extremas también son una fuente de problemas de salud en el ámbito laboral.

Si a ello le unimos una alta humedad relativa y un viento intenso, la sensación térmica disminuye aún más y el trabajador puede sufrir trastornos más graves al perder una gran cantidad de calor corporal en poco tiempo.

La hipotermia se trata del trastorno de salud que provoca la exposición prolongada al frío. Los síntomas más evidentes de que se produce este trastorno son:

  • La propia sensación de frío
  • Confusión metal, cierta desorientación
  • Debilitación del pulso y del ritmo respiratorio
  • Enrojecimiento de la piel
  • Dilatación de las pupilas
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La temible hipotermia

Con el paso de los minutos la persona sufre debilitamiento, adormecimiento de la piel, hormigueos… De no tomarse medidas, el trabajador puede sufrir un colapso o perder la consciencia a causa de la hipotermia.

En casos de exposición continuada al frío, puede llegarse a sufrir daños en la piel severos.

https://vimeo.com/channels/863565/114225803

Los trabajadores más propensos a estar expuestos a estas condiciones vuelven a ser lo pertenecientes a los mismos sectores mencionados con la exposición a las altas temperaturas.

Medidas preventivas

Como medidas a tomar para prever estos problemas, se aconseja trabajar con ropa de abrigo de trabajo apropiada, así como evitar los momentos del día con menos temperatura o con peores condiciones meteorológicas para realizar las tareas al aire libre.

La creación de barreras artificiales que resguarden al trabajador de la exposición al fuerte viento, por ejemplo, es una buena medida para no exponerse a una baja sensación térmica.

Fenómenos meteorológicos adversos

La realización de tareas al aire libre puede exponer a los trabajadores a sufrir las consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos: lluvias intensas, vientos intensos, nevadas copiosas, tormentas severas, nieblas persistentes…

La aparición de algunos estos eventos meteorológicos puede alterar de forma importante las condiciones de seguridad de los trabajadores.

Aquellos que realizan su trabajo en andamios, escaleras, plataformas elevadas… o en el mar, en condiciones marítimas extremas pueden ver reducida la estabilidad en su lugar de trabajo, incrementándose el riesgo de caídas desde distinto nivel.

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Además, la lluvia intensa, la niebla o las nevadas copiosas, disminuyen la visibilidad, pudiendo provocar la desorientación del trabajador que realice sus tareas al aire libre, con el riesgo que ello conlleva.

Las precipitaciones torrenciales incrementan el riesgo de que se produzcan deslizamientos del terreno, inundaciones y avenidas, un problema a tener muy en cuenta para los trabajos de la construcción o en aquellos de tipo forestal, agrícola o ganadero.

Por último, la aparición de tormentas, con lleva que el riesgo de caída de rayos esté presente, con el lógico riesgo para la salud del trabajador que ello conlleva.

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Para paliar estos riesgos, se aconseja interrumpir los trabajos cuando las condiciones meteorológicas sean extremas. Particularmente, se suspenderán aquellas tareas que impliquen el trabajo en altura, en zonas resbaladizas o en lugares muy expuestos a la acción del frío, viento, lluvia o del oleaje intenso.

También se extienden estas medidas al uso de maquinaria pesada, por el riesgo añadido que estos elementos  causan en la seguridad de los trabajadores o al uso de maquinaria eléctrica, que en condiciones de lluvia o de tormenta pueden derivar en riesgos de electrocución.

Por último, si se presenta tormenta, conviene dejar los trabajos y resguardarse en lugares cerrados y seguros, para no estar expuestos a la caída de rayos.