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Por si fueran pocas malas noticias que nos llegan desde el Ártico un nuevo estudio de investigación nos cuenta que los glaciares de Groenlandia se están derritiendo a un ritmo muy rápido, mucho más elevado de lo que se suponía.

Concretamente, el trabajo realizado por Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, indica que se está perdiendo masa helada a una velocidad que es al menos dos veces más rápida que en cualquier otro momento de los últimos 9.500 años.

El glaciar Kulusuk

Según podemos leer en un trabajo publicado en el Earth Institute de la Universidad de Colombia, las muestras de sedimentos encontradas en el lago alimentado por el glaciar de Kulusuk han permitido conocer la evolución de la masa helada en la zona y con gran detalle, en los últimos 9.500 años.

En esos registros se ha encontrado que antes del siglo XX, la mayor tasa de retroceso de los glaciares se produjo hace 8.500 años, en una etapa en la que la luz del sol del verano incidió con más intensidad de lo normal sobre el Ártico.

Los últimos 100 años

Según explica uno de los autores del estudio, si se compara la tasa de retroceso de los glaciares en los últimos 100 años con respecto al descenso que se produjo entre hace 8.000 y 7.000 años, la caída actual es de más del doble.

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Y aquella época era hasta este momento, la que produjo una mayor pérdida de hielo en los glaciares del Ártico.

Un derretimiento importante hace 8.500 años

Los sedimentos hallados en la zona de estudio revelan que hace 8.500 años el Ártico empezó a derretirse y que los glaciares pudieron desaparecer casi por completo posteriormente, durante un período de unos 4.000 años.

Luego, desde hace 4.500 años hasta casi la actualidad, el Ártico se enfrió y de nuevo recuperó masa helada. Pero el período actual hace que vuelva la incertidumbre sobre uno de los ecosistemas más frágiles del Planeta.

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La quema de combustibles fósiles

Para los autores del estudio, la quema de combustibles fósiles y la enorme cantidad de dióxido de carbono existente en la atmósfera, es el principal factor de que los glaciares del Ártico estén perdiendo masa helada de una manera tan acelerada.

Cada verano, la tasa de derretimiento se incrementa y parece que lo hace de manera imparable.