Evolución de las temperaturas en el nivel de 30 hPa en la temporada 2015-16, hasta el momento actual. Crédito: NOAA.

Evolución de las temperaturas en el nivel de 30 hPa en la temporada 2015-16, hasta el momento actual. Crédito: NOAA.

Aunque se trata de un tema mucho más complejo de lo que parece, cuando lo simplificamos para que pueda ser más o menos comprendido por el público en general, el comportamiento del Vórtice Polar estratosférico tiene una gran importancia en lo que ocurre debajo de él, en la Troposfera. Es por eso que de vez en cuando nos gusta echarle un vistazo.

¿Por qué hemos querido hablar de él precisamente hoy? Pues porque, un invierno meteorológico más, el Vórtice Polar (VP) ha mostrado una enorme robustez y, prueba de ello, es la gráfica con la que hemos encabezado esta entrada.

Esta robustez ese manifiesta en forma de temperaturas extremadamente frías; es decir, un VP robusto lleva asociadas temperaturas, al nivel que estemos considerando, muy frías (VP robusto = VP muy frío).

En este caso, si nos fijamos en la gráfica, la línea verde a trazos muestra el valor normal de temperaturas que debemos encontrar al nivel de 30 hPa (más allá de los 20 km. de altitud) dentro del área comprendida entre los paralelos 90 y 60ºN. La roja, es la progresión que ha venido siguiendo en los últimos meses hasta hoy, dicha temperatura.

Durante este mes, este parámetro ha alcanzado niveles de récord, para la climatología 1979 – 2013, con temperaturas próximas a los -80ºC. Esto nos da idea cómo de robusto está siendo el VP.

Patrones asociados a un vórtice polar fuerte, izquierda; y debilitado, derecha. Crédito: NOAA.

Patrones asociados a un vórtice polar fuerte, izquierda; y debilitado, derecha. Crédito: NOAA.

Por normal general, cuando en la Estratosfera tenemos un VP robusto, la Corriente en Chorro Polar se encuentra bastante zonalizada, intensa y contraída. Sin embargo, con un VP debilitado, el Chorro Polar se meandriza, se expande, y pierde homogeneidad en cuanto a la intensidad de los vientos en su seno.

Es lo que podemos ver en la figura superior, de modo que los VP robustos se asocian a inviernos como el presente, en que no hay expansiones de aire frío de consideración, estando este bastante bien recluido en latitudes polares. Por contra, aquellos episodios con VP debilitado se asocian con inviernos duros en Norteamérica y Europa, porque esas meandrizaciones del Chorro Polar conllevan expansiones de aire ártico y polar hasta latitudes más bajas.

Cambios de fase en el Ártico, relacionados con el Vórtice Polar. A la izquierda, negativo; a la derecha, positivo. Crédito: NOAA.

Cambios de fase en el Ártico, relacionados con el Vórtice Polar. A la izquierda, negativo; a la derecha, positivo. Crédito: NOAA.

Es lo que se conoce como los cambios de fase en el Ártico. Tan solo tenemos que comparar lo que ocurrió durante el invierno de 2009 – 2010, cuando las borrascas cruzaban sin parar por nuestro país, con varias expansiones de aire frío polar en Norteamérica y en Europa, y lo que viene ocurriendo durante este invierno, con temperaturas muy superiores a lo normal, y dominado por situaciones anticiclónicas.

¿Se prevén cambios?

Lo cierto es que, tal como venimos comentando en el foro de debate, y tal como vienen comentando también en las redes sociales varios expertos, los modelos vienen atisbando cambios. El problema es que son cambios a demasiado largo plazo.

Desplazamiento previsto en el vórtice polar por el modelo meteorológico GFS para primeros de febrero de 2016.

Desplazamiento previsto en el vórtice polar por el modelo meteorológico GFS para primeros de febrero de 2016.

Por ejemplo, GFS, a largo plazo, propone un desplazamiento del VP. Esta suele ser una configuración previa a una bilocación del mismo que implica que un único VP se divide en dos y suele implicar un Calentamiento Súbito Estratosférico. De producirse, quizá podría ser un buen indicador de un final del invierno bastante movido, con una inestabilización de la atmósfera y la llegada por fin de fríos intensos y nevadas más generalizadas.

Evolución prevista de las temperaturas en el nivel de 30 hPa, asociadas con el vórtice polar. Modelo GFS.

Evolución prevista de las temperaturas en el nivel de 30 hPa, asociadas con el vórtice polar. Modelo GFS.

La misma tendencia se aprecia en esta animación, basada en el NCEP-GFS, e interpretado por el NOAA americano.

Sin embargo, más abajo en la Troposfera y según estos mismos modelos, aún no se atisban cambios meteorológicos de importancia para nuestro país. Es más, parece que vamos a volver a padecer la influencia marcada del Anticiclón de las Azores. No queda más remedio que seguir observando… y esperar a ver si se materializan estos cambios en el VP, y que estos se propaguen hacia abajo.