La transmisión de una persona a otra depende casi por completo del comportamiento humano

El clima o la meteorología no tienen un papel influyente en la transmisión del COVID 19.

Un reciente estudio de investigación concluye que, aunque puedan existir algunos efectos debidos al clima, hay conceptos erróneos y sesgos en esos análisis, que solo consideran el impacto de las variables meteorológicas sin considerar el metabolismo urbano y el medio ambiente.

Según los investigadores, el hecho de que haga calor o frío, la transmisión de COVID19 de una persona a otra depende casi por completo del comportamiento humano.

Tiene más influencia el comportamiento humano que el clima

La investigación dirigida por la Universidad de Texas en Austin asegura que la temperatura y la humedad no juegan un papel significativo en la propagación del coronavirus.

Para los autores del estudio la transmisión de COVID-19 de una persona a otra depende casi por completo del comportamiento humano, aunque bien es cierto que el clima sí modifica las pautas de la población.

El medioambiente o la dinámica urbana

El trabajo detalla que las evaluaciones de la transmisión del COVID-19 pueden beneficiarse notablemente al incorporar factores que dan cuenta de la dinámica urbana y la exposición ambiental.

Los científicos evaluaron el papel del clima, considerando la temperatura equivalente que combina el efecto de la humedad y la temperatura del aire.

Tuvieron una consideración particular de la densidad urbana, la movilidad, las familias anfitrionas, la información demográfica y el uso de máscaras dentro de las comunidades.

Y de ello observaron la importancia de considerar escalas espaciales y temporales para interpretar el impacto meteorológico / climático en la propagación de COVID-19 y los retrasos espacio-temporales entre los procesos y efectos causales.

Relaciones contradictorias clima-tasa de transmisión

En escalas globales a regionales, encontraron relaciones contradictorias entre el clima y la tasa de transmisión.

Conexiones confundidas por las políticas descentralizadas, la variabilidad climática y el inicio de la detección de COVID-19, lo que destaca un impacto poco probable del clima solo.

En una escala espacial más fina, se encontró que el índice de movilidad (con una importancia relativa del 34,32%) fue el factor que más contribuyó al crecimiento de la pandemia de COVID-19, seguido de las familias anfitrionas (26,14%), la población (23,86%) y la densidad de las zonas urbanas (13,03%).

El clima resultó no influyente

El clima por sí solo se identificó como un factor no resultó influyente (importancia relativa <3%).

Los hallazgos destacan que la relación entre COVID-19 y la meteorología debe considerar las áreas de escala, densidad urbana y movilidad para mejorar las predicciones.

Al inicio de la pandemia de coronavirus, había grandes esperanzas de que las altas temperaturas del verano pudieran reducir su propagación.

Y aunque el verano no trajo un alivio generalizado, la conexión entre el clima y COVID-19 sigue siendo un tema candente.

Un vínculo complicado

En cualquier caso, el vínculo entre el clima y COVID-19 es complicado.

El clima influye en el entorno en el que debe sobrevivir el coronavirus antes de infectar a un nuevo huésped.

Pero también influye en el comportamiento humano, que mueve el virus de un huésped a otro.

Los datos del estudio mostraron la clara influencia del comportamiento humano y la enorme influencia de los comportamientos individuales.

Viajar y pasar tiempo fuera de casa fueron los dos principales factores que contribuyeron al crecimiento de COVID-19, con una importancia relativa de alrededor del 34% y 26% respectivamente.

Los siguientes dos factores importantes fueron la población y la densidad urbana, con una importancia relativa de alrededor del 23% y 13% respectivamente.