Borrasca «Dennis» alcanzando su apogeo al sur de Islandia ayer, 15 de febrero de 2020. Imagen visible de alta resolución y color natural, adquirida por el satélite MetOp-B. Crédito: Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos.

Era complicado estadísticamente, y al final no ocurrió. La borrasca «Dennis» no logró profundizarse más allá de los 920 hPa de presión mínima en su centro. De este modo, tampoco ha conseguido convertirse en el ciclón extratropical más intenso jamás registrado. No obstante, con los números oficiales finales, sí consigue entrar en el top ten de borrascas más intensas que se hayan formado nunca (tanto en el Atlántico como en el resto del planeta).

Por otro lado, han ocurrido varios fenómenos ligados a su desarrollo, que hace de la borrasca «Dennis» algo único. Una borrasca que, sin duda, pasará a los anales de la Meteorología, y será muy recordada: Efecto Fujiwara con otra borrasca, ya madura, anterior. Formación de un frente frío asociado con una extensión de más de 9000 kilómetros. Un río atmosférico de humedad tropical de libro…

Efecto Fujiwara entre la borrasca «Dennis» y otra, ya madura, anterior.

Básicamente, el Efecto Fujiwara es una interacción entre dos vórtices ciclónicos, ya se trate de borrascas extratropicales, o de ciclones tropicales, por la cual ambos orbitan el uno alrededor del otro, en torno a un centro común. Recibe el nombre del meteorólogo japonés, Sakuhei Fujiwara, quien describió dicha interacción.

Esta interacción puede producirse de diferentes formas, dependiendo de la distancia que separe a los vórtices ciclónicos, de la diferencia de intensidad, y tamaño de estos. Así, se estima que la distancia mínima que debe de haber entre dos ciclones para que comiencen a interaccionar es de 1400 km. o menos.

Si esta distancia se reduce a 300 km., el vórtice más intenso tiende a absorber al menor de intensidad y tamaño. Es lo que está sucediendo entre la borrasca «Dennis», y su predecesora, ya madura.

Hay ocasiones en que los ciclones no orbitan entre sí, pero sí interaccionan, de modo que las trayectorias de ambos se ven alteradas. Es decir, no son las mismas en caso de que uno de los dos no existiera, o estuviera lo suficientemente lejos como para no comenzar dicha interacción.

Un frente frío de más de 9000 km. de extensión.

Otro de los fenómenos ligados a los intensos procesos ciclogenéticos que se están dando en el Atlántico Norte en las últimas fechas, es la formación de una frontera espectacular. Una frontera que es un frente frío con más de 9000 km de extensión. Atraviesa, desde Florida, USA, todo el Atlántico hasta llegar a Europa Occidental y enroscarse, ya con otras propiedades, entorno al núcleo de la borrasca «Dennis».

Este frente frío separa, por decirlo de alguna manera, las masas de aire frío polares y árticas al norte, de las masas subtropicales cálidas y húmedas al sur. Es por esto que, nuestro país, se encuentra bajo los efectos de masas de aire de origen subtropical, aun estando a mediados de febrero todavía.

Un río atmosférico de humedad tropical de libro.

Por otro lado, íntimamente ligado al enorme frente frío, tenemos un río atmosférico de humedad tropical de libro. Además de suministrar combustible extra al proceso ciclogenético de «Dennis», se le suma el efecto amplificador de lluvia. No es de extrañar que en las Islas Británicas se estén recogiendo cantidades ingentes de lluvia. Según la Agencia Británica de Meteorología Met Office, numerosos observatorios superan los 100 litros por metro cuadrado en 48 horas.

Así, en Inglaterra, se ha batido el récord de avisos y advertencias por inundaciones, desde que se tienen registros. Simultaneamente, cuando se publicaba el tuit superior, nada menos que 594 en total.

En el contexto del Cambio Climático, ¿serán más frecuentes las bombas meteorológicas como la borrasca «Dennis»?.

Pues, sorprendentemente, y aunque en un principio pudiéramos pensar que sí, hay estudios que apuntan hacia todo lo contrario. Lo que sería necesario estudiar es si, al igual que puede suceder con los huracanes, aunque haya menos ciclones bomba, los que se formen, sean más intensos, o si esto no sucederá.

El meteorólogo francés Etienne Kapikian hace una excelente comparación entre la borrasca «Dennis» y la famosa borrasca «Braer» de 1993. Dicen que las comparaciones son odiosas. Pero en este caso, es maravillosa. Es extremadamente fácil ver las similitudes tan fantásticas que hay entre ambas situaciones, separadas entre sí algo más de 27 años…

Ejemplos espectaculares de los daños provocados por la borrasca «Dennis».

Hemos hecho una selección de tuits.