Se observan enormes pirocumulonimbos por los incendios asociados la ola de calor de Canadá

Unos pirocumulonimbos masivos son la imagen más representativa asociada a la histórica ola de calor de Canadá.

Lamentablemente, se veía venir. Cuando todavía no ha acabado este extraordinario evento meteorológico, otra ola, pero de incendios forestales inmensos, ha venido a sumarse al desastre que afecta a Canadá.

Pero, no sólo se trata de los devastadores incendios. Sino de que, estos incendios, han sido el origen de pirocumulonimbos masivos, cuyos rayos han provocado nuevos fuegos. Y, estos, a su vez, otros pirocumulonimbos, alimentando una espiral de fuego y rayos más propia de un verdadero Apocalipsis.

Una ola de calor histórica en Canadá

Y no se puede ilustrar mejor que con este tuit del meteorólogo Scott Duncan, que cuenta con decenas de miles de seguidores en la red social Twitter.

El pasado 29 de junio, en el observatorio meteorológico de Lytton, Canadá, se alcanzaban nada menos que 49,6ºC (121ºF). Lo que viene a ser una auténtica salvajada.

No ya sólo por su localización geográfica, sino por el valor en sí mismo.

De hecho, citando a Scott, «casi 50ºC precisamente a 50ºN de latitud. Calor desértico en Canadá.

Nunca hemos visto estos niveles de calor tan al norte en ningún lugar del planeta hasta hora». Evidentemente, se refiere a desde que existen registros.

Un evento meteorológico histórico

Hasta desde la Organización Meteorológica Mundial se pone de manifiesto que estamos ante un evento cuya frecuencia de ocurrencia es de 1 cada decenas de miles de años.

Aunque ya hicimos comentarios sobre el origen de esta ola de calor histórica, aparecen nuevos datos dignos de destacar.

Especialmente porque son fenómenos que también son conocidos en nuestro país. O más que fenómenos, procesos termodinámicos.

En este grupo de tuits, se pone de relieve cuál fue el origen de la masa de aire que la ha provocado. Como es posible observar, dicho origen estuvo en pleno Océano Pacífico.

La clave está en que esa masa de aire, en origen sobre el océano, fue descendiendo de altitud mientras se desplazaba hacia el oeste de Canadá.

Y, ¡tachán! Esas parcelas de aire, al descender de altitud en ese desplazamiento, sufren un proceso de calentamiento por compresión adiabática. Y este fenómeno se liga, por tanto, a fenómenos de subsidencia asociados al bloqueo anticiclónico anómalo que se desarrolló en la región.

Pirocumulonimbos, pyrocumulonimbus, cumulonimbus flammagenitus

Y, ahora, entramos en materia con las consecuencias finales que ha traído esta ola de calor histórica en Canadá.

Una ola de incendios forestales, gigantescos y devastadores, que encima se están cebando con la región canadiense que ha aplastado récords de calor: Lytton.

Asociados a ellos, otra oleada más. Pero de pirocumulonimbos masivos, enormes y muy numerosos.

Las animaciones de imágenes satelitales son absolutamente TERRIBLES y DANTESCAS. Y tenemos que ponerlo en mayúsculas, porque nunca hemos visto nada igual. Ni si quiera en los apocalípticos incendios australianos de años anteriores.

Este tipo de nubes tormentosas, que tienen su origen en el calor generado por grandes incendios forestales, cuando las condiciones atmosféricas son las adecuadas, tienen varios nombres: pirocumulonimbos, pyrocumulonimbus o cumulonimbus flammagenitus.

Pirocumulonimbos masivos en los incendios forestales de Canadá

Citemos a lo que comenta el científico Daniel Swain en el tuit superior: «He visto muchos eventos piroconvectivos asociados a incendios forestales durante la era de los satélites meteorológicos (arranca en 1966), y creo que este es, de forma singular, el más extremo que he visto nunca.

Se trata literalmente de una tormenta de fuego, produciendo miles de impactos de rayos, y casi seguro que innumerables nuevos incendios».

Y esta es la clave: que esas enormes tormentas originadas por los incendios, generan rayos que, a su vez, generan nuevos incendios. Una espiral terrible.

Y por si fuera poco, como no deja de ser una estructura convectiva, es susceptible de organizarse.

Es decir, si las condiciones atmosféricas son las adecuadas, el pirocumulonimbo puede desarrollar un mesociclón y convertirse en una pirosupercélula.

Y, sí, pueden ser capaces de generar tornados. Ya lo hemos comentado otras veces.

Imaginemos un terrible incendio, que es capaz de generar una enorme nube de tormenta y esta, encima, comienza a generar tornados… Inimaginable.

Y estos brutales pirocumulonimbos, así se ven desde la superficie, en formato de vídeo acelerado, o timelapse.

En definitiva, una cadena terrible de desastres, con origen en una ola de calor histórica.